El arte es una de las actividades que más diferencian al hombre del resto de los seres vivos, siendo una pieza clave en nuestro desarrollo y evolución como especie.

Aunque existieron culturas que no tuvieron la necesidad de crear un sistema lingüístico o numérico, ninguna ha podido evitar desarrollar su propia visión artística, pues es mediante el arte, que los seres humanos han sido capaces de expresar la manera en la que perciben las cosas, sus deseos, temores, creencias y emociones.

Diversos estudios sostienen que la enseñanza de las bellas artes, desde los primeros años de un niño, lo ayudan a desarrollar numerosas habilidades que lo acompañarán a lo largo de su vida. Por este motivo, la educación artística debe ser una pieza fundamental en la formación académica de los niños y no únicamente un complemento.

A continuación, te compartimos algunos de los beneficios que las distintas expresiones artísticas pueden traerle a tus hijos y la importancia que tienen dentro de su educación.

El dibujo, la pintura y la escultura llevan a los niños a construir una representación de cómo piensan y la manera en la que ven el mundo; este es un proceso en el que el pequeño procesa lo que percibe en su entorno y lo reinterpreta con lo que siente en su interior.

A un nivel emocional, las artes plásticas ayudan a que los niños forjen su personalidad, desarrollen su creatividad y mejoren su autoestima; haciéndoles más fácil expresar sus sentimientos, deseos y emociones.

María Montessori menciona la manera en la que el dibujo es beneficioso en la formación de los niños: “No enseñamos el dibujo por el dibujo, sino para proporcionar la oportunidad de preparar los instrumentos de expresión… Esto es una verdadera ayuda para el dibujo libre, que al no ser desagradable ni incomprensible, estimula al niño a continuar”. Su enfoque se concentra en establecer las bases dentro de cada niño, para que este puede tener éxito a través de su propia iniciativa, mientras crea en él una conciencia y apreciación artística de su entorno.

La pintura ayuda a que los pequeños mejoren su psicomotricidad fina, perfeccionen su habilidad en el manejo de objetos y afinen su noción espacial. Al momento de pintar, los niños fortalecen los músculos de los dedos y las manos, permitiéndoles realizar movimientos controlados, mientras estimulan inconscientemente sus diversas conexiones cerebrales; el conjunto de todos estos elementos preparan al niño para realizar actividades complejas como la escritura, haciendo su proceso de aprendizaje mucho más sencillo.